Por: Karol Macetas y María Luz Cruz – Radio Yaraví de Arequipa
Roberta Marmanillo, vocera de la Asociación Humanidad Libre, brindó detalles sobre la presentación de la campaña “¿Nos toca?” en Arequipa. La iniciativa busca cuestionar la normalización de que las labores de cuidado no remunerado son responsabilidad exclusiva de las mujeres.
Este estereotipo no solo limita la autonomía del género femenino, sino que también perpetúa la violencia. En el programa Voces del Sur que se transmite por Radio Yaraví en Arequipa, la representante pidió a las autoridades promover políticas para contrarrestar esta situación.
– Hace unos días se presentó en Arequipa la campaña “¿Nos toca?” a través de la cual se hace un llamado de atención a las autoridades.
Desde el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM) Perú, en articulación con organizaciones de Arequipa como Humanidad Libre y el Foro Regional por los Derechos Sexuales y Reproductivos, lanzamos esta campaña para llamar la atención de la población y las autoridades sobre la naturalización del trabajo de cuidado que se nos ha asignado a las mujeres históricamente y cómo esto impacta en la violencia contra las mismas. Asimismo, cómo esta condición tiene que ver con ser vulnerables a hechos de violencia de género. Las mujeres en su diversidad en Arequipa y en el Perú todavía sufren violencia por esta condición.
– Ese trabajo de cuidado no es remunerado e incluso las mujeres destinan más horas para esa labor a diferencia del varón
Las mujeres dedican 27 horas semanales más que los hombres para las labores de cuidado y domésticas. Precisamente esta poca autonomía económica nos pone en situación de vulnerabilidad y en condiciones de sumisión, de poca independencia para librarse de los hechos de violencia de género por parte de sus parejas, exparejas y por la misma familia.
– Incluso estos estereotipos de género se observan en las familias
Este estereotipo se ha perpetuado en nuestra cultura, sobre todo en las zonas altoandinas e incluso en las mismas ciudades. Este estereotipo en el que a las mujeres naturalmente se les ha asignado las labores del cuidado, todavía continúa.
La campaña trata de visibilizar esta situación. Desde la sociedad, la población y las autoridades, necesitamos políticas concretas, por ejemplo, de cuidado donde a las mujeres se les reconozca el trabajo doméstico y se promueva la independencia económica y se siga luchando contra la violencia de género
– Esta situación también se da en algunos centros de trabajo. A pesar de que las mujeres y los hombres cumplen las mismas labores, las primeras reciben una remuneración menor
En muchos aspectos se está avanzando, pero en otros como en el trabajo, en la independencia de las mujeres aún no tenemos esta situación. En Arequipa casi el 60% de mujeres han sufrido violencia por parte de sus parejas y exparejas. No solo hablamos de mujeres heterosexuales sino también de mujeres en toda su diversidad, el 63% de personas LGTB ha declarado que ha sufrido violencia. Quisiéramos que la población lo tome en cuenta, que las mujeres trans, lesbianas o bisexuales también están sufriendo violencia y sobre todo por parte sus familias.
También queremos visibilizar que muchas veces las víctimas de violencia siguen cuidando a sus agresores, ya sean sus familiares, parejas o exparejas; pero no solo son las mujeres heterosexuales sino una población totalmente vulnerable que son las mujeres trans y que son violentadas en la calle, en la casa, por las autoridades o por la misma sociedad.
– ¿Hay una intención de las autoridades de establecer políticas para atender esta problemática?
Queremos creer que sí. Sin embargo, la realidad y las estadísticas nos dicen que todavía falta, pero contamos con que las autoridades puedan comprometerse. Se ha firmado un acta de compromiso con varios puntos sobre estos temas en los que vamos a hacer como instituciones aliadas y pedimos a otras que se sumen a esta campaña. Haremos seguimiento al acta de compromiso para que las autoridades se hagan cargo de hacer cumplir las políticas que ya existen y promover otras que apoyen a cambiar esta condición de vulnerabilidad de las mujeres en su diversidad.