Por: Ibón Machaca
Con la proclamación de Dina Boluarte como presidenta del Perú, las mujeres de Cusco tenían la esperanza de avanzar hacia un mundo libre de violencia y desigualdades. Sin embargo, en casi dos años de gobierno, sienten que ha ocurrido lo contrario y que las brechas en justicia, salud y educación han aumentado.
Además, perciben un retroceso en los derechos para las mujeres, limitando su participación en la construcción de una democracia más inclusiva y paritaria. Un ejemplo, es la conformación del equipo ministerial que acompaña a Boluarte, donde solo dos mujeres ocupan carteras de un total de 19 ministerios. Se trata de Úrsula León, ministra de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y Ángela Hernández, ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
“Como mujeres nos sentimos ausentes, hay una participación limitada, una falta de acceso a una atención integral. Es decir, no somos iguales”. Así señaló Ada Santos, representante del colectivo feminista – Quillabamba, sobre la falta de acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violencia de género en la provincia de La Convención.
“Cuando una mujer quiere denunciar tiene que gastar hasta 600 soles para poder viajar y presentar su denuncia, ya que solo hay dos fiscalías en la provincia: Echarate y Quillabamba. Por esa razón, hay impunidad en los feminicidios, liberan a los detenidos y desaparecen mujeres por la trata de personas”.
La justicia no es la para las mujeres
Trinidad Quispe, vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Afectadas por las Esterilizaciones Forzadas, dijo que la igualdad, la justicia y la democracia no se percibe como una realidad para todas las personas. Hasta el momento, las víctimas no son resarcidas por el Estado y tampoco se ha sentenciado a los culpables.
“Nos han maltratado y humillado. Lo que nos hicieron fue, para ellos, un simple cortecito que no nos iba a afectar en nada”. Así expresó Trinidad Quispe sobre el procedimiento al que la sometieron sin su consentimiento a los 22 años.
Para las mujeres campesinas, hablar de justicia no tiene significado. Lucía Huamaní, defensora de las Mujeres de Chumbivilcas, dijo que constantemente sufren maltratos por proteger las tierras de su comunidad de la minería. “Vivimos sobre el oro, pero no gozamos. Por el contrario, somos perseguidos”.
Ellas reconocen que la tierra es su casa y que les provee de alimentos para su familia y su comunidad. Por lo tanto, es su deber es proteger el suelo y las cuencas de agua.
Pedido a Dina Boluarte
Mujeres lideresas de diversas comunidades de Cusco, jóvenes y activistas defensoras de derechos humanos se reunieron el último 20 de setiembre en el auditorio del hotel Casa Campesina Cusco para reflexionar sobre la situación de las organizaciones sociales frente a la democracia de Dina Boluarte.
El evento fue organizado por el Centro Bartolomé de las Casas, en el que varias mujeres, sobre todo de las comunidades indígenas, compartieron sus historias de lucha y resistencia. Entre los reclamos más persistentes fue el retroceso de la democracia y de los derechos de las mujeres, especialmente las de zonas rurales.
El encuentro concluyó con un llamado al gobierno de Boluarte a construir una democracia más inclusiva y comprometida con los derechos de todos los ciudadanos.
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